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Diminutos amigos

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La memoria de los sentidos, una experiencia sinestésica (interferencia de varios tipos de sensaciones)

Sin excusas baratas ni caras presento... Como una bomba de humo cálida, color más cálido no lo he olido en mi vida, aquella luz naranja inundaba del cielo hasta donde las golondrinas anidan. Recuerdo los sabores, sabor más peculiar no lo he tocado en mi vida, los dulces cuernos de gacela, que en mi tierna barriga metía. El bullicio, las golondrinas, la música Arábe... mezcla más aleatoria que he saboreado en mi vida. Pero sin embargo mágica, única, atrevida. El olor a pis, a coche estropeado, a suciedad... Mentiría si dijera que es lo peor que he escuchado en mi vida, pero sí de los mayores contrastes, de pobrezas varias a mujeres muy finas. Los ásperos arboles, el tan cercano contacto con la naturaleza, de las mejores texturas que he visto en mi vida, de aventuras imaginarias tantas risas y caídas.

Poema relámpago 1 (vale más calidad que cantidad, pero a veces lo crudo es más auténtico)

Sin excusas baratas ni caras presento... Cada paso más cerca y más lejos al mismo tiempo, será la teoría de la relatividad. Lo siento, no entiendo. Olvidé mis apuntes en un agujero negro o en un pozo bien  profundo, donde solo miraré de reojo a lo sumo y tan solo si así lo siento, porque ya tengo ansias de vida y de mundo.

Pudo ser

De todo se aprende y me llevo una lección sabia. No sé ya cuantas veces van, y aunque estúpido y fácilmente remediable, tengo que admitir que me da algo de rabia. Hablo de lo que pudo haber sido pero ahí se quedó; del pasotismo excesivo, del “ya mañana me olvido”, pero no. Dicen que hay gente que nunca aprende, que se choca con la misma piedra varias veces, y podrían señalizarla con carteles fucsia fosforito y podrían hasta quitarla del camino, que yo chocaría con el aire y caería en el sitio en el que nunca debería haber caído. Como si no mereciera llegar al destino, a la casita de Hansel y Gretel, porque ya me han contado el final del cuento y se bien que la inocente vieja no es tan buena, ni tan dulce como las golosinas que regala, ni tan cálida como su chimenea. Pero aun conociendo esta casa infernal, podría simplemente disfrutar del camino, oler las flores del inicio de la primavera, y dar media vuelta al llegar al final,