De todo se
aprende y me llevo una lección sabia.
No sé ya cuantas
veces van,
y aunque estúpido
y fácilmente remediable,
tengo que admitir
que me da algo de rabia.
Hablo de lo que pudo
haber sido
pero ahí se quedó;
del pasotismo
excesivo,
del “ya mañana me
olvido”,
pero no.
Dicen que hay
gente que nunca aprende,
que se choca con
la misma piedra varias veces,
y podrían señalizarla
con carteles fucsia fosforito
y podrían hasta
quitarla del camino,
que yo chocaría con
el aire
y caería en el
sitio en el que nunca debería haber caído.
Como si no mereciera
llegar al destino,
a la casita de
Hansel y Gretel,
porque ya me han
contado el final del cuento
y se bien que la
inocente vieja no es tan buena,
ni tan dulce como
las golosinas que regala,
ni tan cálida
como su chimenea.
Pero aun
conociendo esta casa infernal,
podría simplemente
disfrutar del camino,
oler las flores
del inicio de la primavera,
y dar media
vuelta al llegar al final,
podría incluso
llegar a probar los dulces de la fachada,
tan solo hasta el
portal,
llamar a la
puerta con desconfianza
y salir corriendo
como cuando hacer eso era el máximo de adrenalina que los niños podíamos alcanzar.
Y ni lo hago, ni
tomo la oportunidad.
Esta misma situación se repite y
repite como un amargo déjà vu.
Porque si me
dieran una moneda por cada vez que esto me ocurre
podría construir
aquella mansion en Malibu
de la que hablábamos
con toda la normalidad.
Sí, cuando
bromeaba con él de lo bien que viviríamos juntos...
O comprar el
globo que acordé con aquel otro chico,
cuando también de
coña hablamos de dar la vuelta al mundo,
lo mejor que hubiéramos
vivido.
¿Cobardía? ¡Quizá! ...o no.
Ni lo sé, ni me paro a pensarlo (salvo ahora, claro).
Podría darse la situación
perfectamente,
y me veo diciendo
NO.
Si me llaman
tonta no mienten,
y lo han hecho
varias veces,
no hay explicación
para que esto una y otra vez
se me haga tan
frecuente.
No es amor, no,
al menos no el tipo
de amor romanticoso,
ese enamoramiento
profundo de “tengo la cabeza perdida”,
ni dejar pasar la
oportunidad es lo peor que ha pasado en mi vida,
pero el
arrepentimiento
(siempre lo
dije, lo dire y lo digo),
es de los peores
sentimentos.
Así que para mi
yo futuro
o para quien sea
que esté leyendo esto:
Todos estos
momentos los he perdido,
pero para los próximos
seguiré la lección que creo por fin que he aprendido.
Más vale seguir
mi consejo, ¿por qué?
Porque nunca os olvidaréis de “lo que pudo haber sido”.
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